La mayoría de nosotros buscamos la estabilidad emocional, pero a veces nos equivocamos al pensar en ella como un estado de alegría constante. Nuestras emociones oscilan en relación a las situaciones que se nos presentan y según la interpretación que hacemos de ambas. No es malo sentirse triste tras una mala noticia o que te de un vuelco el corazón tras un suceso inesperado, lo que debemos tener en cuenta que esas emociones negativas o positivas tienen su momento y que nosotros tenemos el control sobre ellas.
Equilibramos entonces nuestros estados de ánimo clarificando lo que está confuso, apaciguando lo que está demasiado agitado y reorientando lo que ha tomado una mala dirección.
En las clases de esta semana este será nuestro objetivo: apaciguar, clarificar y reorientar. Calmando nuestra mente, dando estabilidad y equilibrio, cambiando nuestra perspectiva y abriéndonos a nuevos retos.
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